Un itinerario turístico y literario por la provincia de Jaén, tal cual.
La lista de lugares de la provincia de Jaén relacionados con el esoterismo y los misterios que tienen alguna relación con el mundo templario… sería demasiado larga.
La más famosa es la «Línea telúrica de Jaén», donde los amantes del misterio quieren ver los poderes y autoridades que se esconden en una línea recta: desde el Cerro Perulera hasta el Raudal de la Magdalena y su lagarto, las iglesias de San Bartolomé y San Juan, la catedral, las pinturas rupestres de Los Cañones, el dolmen del Cerro Veleta, los petroglifos de La Tina y el templo castillo de Otíñar en la punta.
También se atribuye un rico simbolismo a las Vírgenes Negras. Basta pensar en la patrona de la diócesis de Jaén, la Virgen de la Cabeza, ‘La Morenita’.
Y luego están los castillos Calatravos de Martos y Víboras, donde algunos quieren ver las Columnas de Hércules y los posibles escondites de la Mesa de Salomón.
El escritor Juan Eslava Galán, es quien ha explotado este filón del templo jienense. Títulos como ‘Los templarios y la Mesa de Salomón’ y ‘La lápida templaria’ (publicado bajo el seudónimo de Nicolás Wilcox) son ya clásicos en la materia.
Constancio Zamora Moreno escribió el libro ‘La Piedra del Letrero, los Templarios’, en el que incluso menciona que el propio Hitler envió una expedición a la región en 1943 para descubrir la piedra.

Pero ¿Qué es eso de una «linea telúrica»?
A raíz que un arqueólogo aficionado, Alfred Oatkins, descubriera que muchos lugares de la campiña inglesa se alienaban en perfectas líneas rectas, enhebrando así monumentos y lugares emblemáticos, constituyendo, una red invisible, fue cuando se empezó a hablar de las llamadas “líneas Ley”.
A raíz de esta teoría, la cual lógicamente causó tanta controversia como admiración, se pudo comprobar que en aquellos lugares donde dos o más líneas ley se cruzaban, había algún elemento significativo, como una ermita, una gruta, un monolito, un dolmen, o cualquier otro elemento sagrado.
Todos los dólmenes, menhires y piedras enhiestas levantadas por estos hombres primitivos, cuadran perfectamente en estas líneas telúricas, practicando de este modo, una especie de acupuntura en la corteza terrestre, para aprovechar el magnetismo que nace del interior o que se posa desde las corrientes aéreas.
No es casualidad que todas las pinturas del entorno de Otíñar, así como el dolmen de cerro Veleta, estén enmarcadas dentro de una línea recta, la cual además atraviesa Jaén por lugares no exentos de sacralidad, como la iglesia de la Magdalena, San Andrés, San Bartolomé y la Catedral, así como del manantial de la magdalena, y el monumento del lagarto de Jaén (en sentido mitológico el dragón es una confluencia entre corriente telúrica terrestre y otra aérea).
Tampoco puede ser casualidad que en el Jaén del siglo X y según nos cuenta el historiador árabe Al-Himyari, el valor de las fincas venía dado por su ubicación específica respecto a “la carrera de las nubes”, que era como se conocía la línea telúrica en Jaén en este siglo, a mas proximidad de la finca respecto a la línea, ésta adquiría un precio mas elevado.
La línea recorre todas las estaciones rupestres de Jaén, desde el cerro de la Llana, las Peñas de Castro, Rioguchillo, el Frontón, Cerro Veleta, la Bríncola, el barranco de la Tinaja, hasta terminar en el castillo de Otíñar, el cual por cierto fue frecuentado por Templarios (conocedores de toda la tradición simbolista y de las creencias prehistóricas.)
Estos pobladores del Neolítico que quisieron marcar este terreno sagrado con sus hitos rupestres, eran conscientes aún de la presencia telúrica, pero estas percepciones se fueron perdiendo, poco a poco, conforme se avanzaba a una sociedad más compleja y más artificial, extinguiéndose definitivamente, como nos ocurre a los pobladores de las sociedades actuales.
El punto de entrada a la capital jiennense, es el cerro Perulera, lugar donde se han encontrado misteriosas formaciones rocosas talladas en forma de esfera.
Recientemente se ha descubierto que, si continuamos la línea telúrica de Jaén, hacia el norte, esta nos conduce a otro lugar sagrado por excelencia, al santuario de la Virgen de la Cabeza. ¿Casualidad?