Peal de Becerro contaba con un antiguo castillo medieval, sin embargo sus restos actuales se reducen a dos torres: la torre del Reloj y la torre Mocha.
Peal de Becerro era y es una «puerta natural» para entrar a la Sierra de Cazorla y fue declarada villa en 1822 por Real Orden de Fernando VII (aunque siguió dependiendo de Cazorla hasta 1847).
Cuando visitas este precioso minicipio de Jaén, veras destacadas sus únicas torres: la del campanario de la iglesia parroquial de la Encarnación del año 1969, y dos más que formaban parte de una antigua fortaleza adscrita a Quesada de existencia relativamente pacífica hasta el año 1361 en el que fue saqueada e incendiada por una incursión de árabes del reino de Granada.
Una de estas torres la del Reloj, fue erigida a finales del siglo XIV sobre un zócalo de piedra y planta cuadrangular alcanza una altura de unos doce metros e interiormente se distribuye en cuatro niveles para albergar otras tantas cámaras.
La inferior corresponde al aljibe y la entrada original estaba a nivel de la segunda planta, correspondiendo las ventanas actuales a los huecos de las antiguas saeteras.
El reloj que le da nombre a la torre y las almenas rematan el conjunto de la más elegante.
La otra, conocida como la Torre Mocha por ser menos airosa que la anterior, data del siglo XII.
También de planta cuadrada está construida con sillarejo con marcas de cantería y rematada por vigas cuyos extremos sobresalen al exterior (en su tiempo sostuvieron unos balcones defensivos).
Muy deteriorada fue restaurada en 1987
AMBAS Estan declaradAs como Bienes de Interés Cultural desde el año 1985.
Esta localidad, Peal de Becerro, llamada así por la extensión que tenía una antigua dehesa cuyo dueño al morir legó a uno de sus criados, y que ocupaba el terreno que circunda una piel de becerro hecho tiras,… destaca por tener engalonada todas sus fachadas de escasa altura con macetas, dando colorido y vistosidad a este encantador rincón con aspecto medieval que otorgan las torres, los muros de la cerca, calles y viviendas.
Se trata de un auténtico espacio medieval, en el que desentona la fábrica de ladrillo que fue construida sobre el solar del templo originario del XVI, a finales de la década de los sesenta del pasado siglo. Unas Torres medievales espectaculares dentro de uno de los pueblos más bonitos de la provincia.