Como en otras ocasiones, el nombre de «las cosas» siempre suele ser por algo, o tiene su origen en una anécdota y según cuentan, ésta es una de ellas.
Todo jienense conoce este sabroso producto, ya que es un dulce típico en la provincia de Jaén y muchos son los lugares que discuten su origen.
Lo cierto es que se trata un dulce que para todo aquél que viene a Jaén y lo prueba, la primera pregunta es ¿De qué está hecho?
Unos lo llaman ochío, otros dicen que lo correcto es hochío… otros que se hace de una forma o se hacen de cierta forma.
La realidad es que, dependiendo de la zona de Andalucía donde se haga puede ser salado con pimentón (muy tradicional en zonas como Baeza, Torreperogil, Sabiote y Úbeda); y el dulce con azúcar por encima, es tradicional de Jaén capital.
(Como veo que a más de uno se le está «haciendo la boca agua», mirad cómo se hacen)
Pero vamos al grano, el ochío (que hoy día se puede ver en varios formatos) era y es básicamente una torta de masa de aceite. Y correspondía en su elaboración, a una OCTAVA parte de un kilo.
Cuentan que en aquél entonces cuando se elaboraban las tortas se cogía «el kilo de masa» y se dividía en OCHO piezas, y por tanto salían ochos tortas.
Lo curioso era lo que venía despues, a la hora de venderlas.
Ya sea por nuestra típica costumbre de «ahorrarnos las palabras», o por la poca cultura (sobre todo en aquella época) de quién las vendía, era muy común oir por la calle:
¡Ochíos! ¡Los llevo calientes!
Ya lo decía Ortega Sagrísta «Porque ochío viene de ocho; o Alcalá Venceslada, «Ochío es la octaba parte de kilo».
Y tu, ¿Lo sabías?
¡Vaya! Nunca imaginé que el nombre Ochío tuviera una historia tan curiosa. ¡Quiero saber más!
¡Vaya, esto sí que es una curiosidad interesante! Me pregunto qué otra palabra tiene un origen tan peculiar.
¡Vaya, quién lo hubiera imaginado! Nunca me había preguntado por qué se llaman así los ochos. ¡Interesante anécdota!
¡Vaya, nunca imaginé que los ochos tuvieran una historia tan interesante! ¡Increíble!