A mediados del siglo XIX, Manuel Jontoya, liberal madrileño, diputado por Jaén y senador por la provincia de Jaén, compró el Molino del Alguacil y lo convirtió en un molino.
También fue propietario del Palacio de los Covaleda Nicuesa.
Para facilitar el paso de jardineros, viajeros y porteadores por su molino, mandó construir a su costa en 1863 un puente metálico, el Puente Jontoya, del que fue recaudador.
Años después de su muerte, el 21 de enero de 1895, fue destruida por una violenta tormenta y la crecida del río.
El nuevo propietario del molino en 1893, Fidel Álvarez Ochoa, un médico santanderino que llegó a Haen ese mismo año, reconstruyó el puente metálico a costa de los interesados, según un diseño de la empresa Altos Hornos de Bilbao, y se terminó en 1897.
Este puente también fue arrasado años después.
Parte de los pilares de piedra originales aún son visibles en el actual puente de hormigón.